Brooklyn Navy Yard fue una vez la instalación de construcción naval con más historia de EEUU. Allí, durante más de 150 años construyeron los barcos de combate más famosos del país, incluidos el USS Maine, el USS Arizona y el USS Missouri. El Yard también sirvió como un punto importante de paso, hogar y lugar de trabajo para innumerables veteranos en el ejercicio de su servicio.

Hoy, Brooklyn Navy Yard se ha reinventado para tratar de volver a tener el esplendor y la importancia que tuvo en el pasado. Convertido en un parque industrial impulsado por un proyecto sólido y con un importante impacto gracias al desarrollo industrial urbano moderno, especialmente diseñado para albergar empresas innovadoras, alberga más de 450 empresas que emplean a más de 11.000 personas y generan más de 2.500 millones de dólares por año en impacto económico para la ciudad. Todo ello bajo la batuta de Brooklyn Navy Yard Development Corporation (BNYDC), la corporación sin fines de lucro que actúa como promotor inmobiliario y administrador de propiedades del Yard en nombre de su propietario, la ciudad de Nueva York.

Es precisamente en este escenario, donde se ubica 77 Washington, un grupo de cinco edificios adyacentes, incluido un edificio histórico de fábrica de mampostería de seis pisos construido en la década de 1920. El estudio de arquitectura de Nueva York Worrell Yeung ha transformado estos edificios históricos de la fábrica en espacios de trabajo de usos múltiples y estudios de artistas.

Worrell Yeung se basó en la arquitectura histórica de la zona y el diseño de los almacenes de Nueva York de principios del siglo XX para actualizar los 3.530 m2 de espacio de oficina y arte de usos múltiples.

Una estructura de ladrillo de seis pisos ocupa el centro de la propiedad, con un grupo de tres edificios de un piso situados en su extremo sur y una sola unidad de garaje ubicada en el lado opuesto.

En el edificio principal, la fachada de ladrillos se dejó intacta, mientras que los lados del edificio están pintados de blanco. Los escaparates situados a lo largo del nivel de la calle fueron restaurados para albergar estudios de artistas y fotografía. Cada uno de los exteriores está pintado de azul oscuro y tiene grandes ventanales que inundan de luz natural los interiores.

Las estructuras bajas están conectadas por un patio central lleno de grava y plantas diseñadas por la firma de paisajismo Michael van Valkenburgh Associates. Para formar el patio al aire libre y el área de almacenamiento de bicicletas, el estudio eliminó un techo que anteriormente cubría el espacio.

En el jardín, tres troncos de roble macizo forman una serie de bancos. Durante la última década, un constructor naval local recogió la madera recuperada utilizada para los asientos después de una serie de tormentas en la región.

En el interior, los materiales y patrones evocan las antiguas fábricas y almacenes de Brooklyn. Los pisos están cubiertos con placas de diamante de hormigón y metal.

Las paredes de ladrillo visto revestidas con capas de pintura antigua se combinan con columnas y vigas de madera estructural en los espacios diáfanos, que incluyen salas de reuniones, una pequeña cocina y un gran vestíbulo.

Para la carpintería, se apostó por reutilizar las vigas del piso de madera del edificio en una mesa de conferencias y un banco hechos a medida. Las rejillas de acero instaladas en las ventanas del hueco del ascensor son visibles desde el exterior del edificio y coinciden con el patrón de las paredes de vidrio translúcido y madera contrachapada ubicadas en el vestíbulo.